Han pasado algunos meses desde que escribí
y razón es que no tenía nada que decir y en esos casos dicen que lo mejor es
guardar silencio.
Esta semana fui al médico y al ver el
resultado espermatograma me confirmó lo que sospechaba. Mi pareja no es muy
fértil que digamos y el consejo de mi médico fue remitirlo a un urólogo.
Ese día almorzamos, no quería decirle nada
por teléfono. Ver su mirada de tristeza casi me hace llorar, no sé cómo se lo
tomó en privado, pero pude notar que hizo un esfuerzo inmenso en ese momento.
El año pasado antes de que él se hiciera
el examen, me dijo que si él era el del problema me dejaría para que pudiese
realizar mi sueño de ser mama, pero yo le dije que no. No lo veo como un
proveedor de hijos, sino como el hombre que amo y con el que quiero compartir
las buenas y malas. Así se lo hice saber en ese momento y se lo recuerdo cada día que pasa.
A pesar de eso conservamos esperanzas
sobre el pequeño porcentaje de espermatozoides sanos. De momento debo
realizarme una histerosalpingografía y sacarme dos litros de sangre para los exámenes
correspondientes. Después de eso iremos con un especialista.
Vamos a ver qué
hace la ciencia por nosotros.
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